Regresan las aves a las islas del Pacifico de Baja California

24-11-2018
Por: Yuliana Bedolla, Mariam Latofski y Federico Méndez
México es un país cuyo territorio nacional se extiende más de 5 millones de km2. De éstos, según el INEGI, la Zona Económica Exclusiva (una zona marítima más extensa que el mar territorial, en la que México conserva los mismos derechos que en aquél, pero “permite la libre circulación de embarcaciones extranjeras y la instalación de diversas vías”) comprende más 3 millones de km2, gracias a las más de 4,000 islas, cayos y arrecifes de todas sus costas, cuya riqueza es extraordinaria. Esta riqueza es particularmente notoria en el noroeste de nuestro país, en la región de la Península de Baja California. Ahí, las 1,501 islas albergan una gran diversidad biológica, que incluye especies únicas en el mundo, y son importantes áreas de crianza, alimentación y descanso de una gran variedad de aves marinas y mamíferos marinos. Estas islas son, también, fuente de sustento para las comunidades locales que tienen pesquerías artesanales.

Dada su importancia biológica, económica y social, en la actualidad casi todas las islas de nuestro país están legalmente protegidas. Las islas del noroeste, por decreto de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), forman parte del Área de Protección de Flora y Fauna de la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno y de la recién declarada Reserva de la Biosfera Islas del Pacífico de la Península de Baja California.


Islas de México: sitios clave para las aves marinas

Las aves marinas son un componente indispensable de los ecosistemas insulares. Gracias al aporte de nutrientes que proveen —principalmente a través de la acumulación de su excremento (guano)—, son el sustento de la alta diversidad de flora y fauna que existe tanto en los ambientes terrestres como marinos. Especies de gran valor comercial, como el abulón y la langosta, son parte de esta diversidad. Además, las aves marinas son excelentes indicadores de la salud del medio ambiente, ya que responden de manera casi inmediata a las variaciones en las condiciones del océano, y muchas de ellas son, también, conectores de grandes regiones marinas, ya que trascienden las fronteras políticas al migrar miles de kilómetros lejos de sus sitios de anidación.

Los mares e islas de México albergan a un tercio de todas las aves marinas del mundo, por lo cual nuestro país ocupa el tercer lugar en diversidad y el segundo lugar en cantidad de especies endémicas; esto es, que se reproducen exclusivamente en islas mexicanas. Entre estas aves únicas se encuentran la pardela mexicana (Puffinus opisthomelas), que concentra el 90% de su población en la Isla Natividad, frente a las costas de Baja California Sur; el petrel mínimo (Oceanodroma microsoma), cuya colonia principal se ubica en la Isla Partida, en el Golfo de California, frente a la Bahía de Los Ángeles; y la pardela de las Islas Revillagigedo (Puffinus auricularis), cuyas únicas colonias actuales permanecen en las islas Socorro y Clarión, en el Parque Nacional Revillagigedo. Además, estos mares e islas son sitios reconocidos a nivel internacional como Áreas de Importancia para la Conservación de las Aves.


Amenazas históricas para las aves marinas

A lo largo de la historia, el ser humano ha explorado los mares en la búsqueda de bienes o servicios que beneficien a su cultura. Una de las estrategias de los navegantes fue aprovechar las islas para extraer recursos naturales, además de usarlas como sitios de descanso o de orientación. Como consecuencia, en el Océano Pacífico, las colonias de aves marinas y, en general, todos los ecosistemas insulares, empezaron a verse amenazadas por la presencia de mamíferos exóticos invasores, tales como gatos, ratas, conejos y cabras, entre otros, que los humanos introdujeron durante estos viajes, ya fuera de manera accidental o para su consumo. Después, durante el siglo pasado, la extracción de guano y el consumo de huevos también se convirtieron en actividades importantes en algunas de estas islas, lo que ocasionó la destrucción del hábitat y una gran perturbación en las colonias de aves.

Las consecuencias fueron catastróficas: cuatro especies de roedores nativos y el petrel de Guadalupe (Oceanodroma macrodactyla) se extinguieron, y al menos 28 colonias de aves marinas fueron extirpadas (eliminadas de algunas islas pero no extintas como especie). La alcuela oscura (Ptychoramphus aleuticus), un ave marina que anida en madrigueras subterráneas, desapareció prácticamente de todos sus sitios de anidación en México, y sólo quedó su población más grande en la Isla San Jerónimo, frente al poblado de El Rosario, en Baja California. De igual forma, la colonia de cormorán orejón (Phalacrocorax auritus) de la Isla San Martín, frente a San Quintín, B. C., alguna vez considerada la colonia más grande de Norteamérica con casi medio millón de parejas, desapareció a causa de la perturbación humana. La historia se repite para muchas colonias de pelícanos, mérgulos, charranes y petreles que dejaron de anidar en estas islas.

Aunado a esto, la contaminación de las aguas de la Corriente de California, provocada por el vertimiento del insecticida conocido como DDT (dicloro difenil tricloroetano), y los compuestos llamados BPC (bifenilos policlorados), así como por derrames de petróleo, causó grandes estragos en las poblaciones de aves marinas de Estados Unidos y México. La compañía química Montrose vertió DDT al océano frente a Los Ángeles, California, por más de cuatro décadas. Este compuesto provocaba el adelgazamiento del cascarón de los huevos de diversas especies de aves, y por muchos años no hubo reclutamiento de nuevos individuos en las colonias; el pelícano café (Pelecanus occidentalis) fue una de las especies más afectadas. En las Islas Coronado, frente a la ciudad de Tijuana, habitaba una colonia de miles de parejas de pelícano café que se redujeron a cientos. Del mismo modo, el hundimiento del buque S.S. Jacob Luckenbach frente a las costas de San Francisco, en 1953, causó el derrame de más de 500,000 galones de combustible y siguió teniendo fugas por cincuenta años. Esto provocó el declive de muchas poblaciones de aves marinas.

Esta historia imponía como tarea prioritaria la restauración de las islas y sus colonias de aves marinas. En 1994, con el apoyo de dependencias del gobierno federal —SEMARNAT, SEGOB, SEMAR, CONANP— y cooperativas pesqueras de la región —Pescadores Nacionales de Abulón, Buzos y Pescadores de la Baja California—, el Grupo de Ecología y Conservación de Islas, A.C. inició la erradicación de los mamíferos exóticos invasores. Después de retirar estas amenazas, la respuesta del ecosistema fue inmediata: aumentaron las poblaciones de plantas, aves y mamíferos, y 11 colonias de aves marinas que habían abandonado las islas regresaron a sus sitios históricos de anidación. Sin embargo, esto apenas representaba menos de la mitad de las colonias afectadas a lo largo de la historia.

Con el propósito de incentivar el regreso de las colonias de aves faltantes, en 2008, y por primera vez en Latinoamérica, implementamos técnicas de restauración activa en dos pequeñas islas al sur de la península: San Roque y Asunción. Estas técnicas de atracción social consisten en instalar aves falsas o señuelos, madrigueras artificiales y sistemas que emiten sonidos de colonias durante toda la temporada de reproducción; esto con el fin de simular colonias naturales y comunicar a las aves que las islas son, nuevamente, sitios seguros para anidar. Al mismo tiempo, se restauró el hábitat de anidación retirando plantas invasoras como el vidrillo (Mesembryanthemum crystallinum), que se ha extendido ampliamente en las islas.

En 2013, en colaboración con la Sociedad Nacional Audubon, el Laboratorio de Ornitología de Cornell y el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, extendimos el uso de estas técnicas a cinco islas y archipiélagos: Coronado, Todos Santos, San Martín, San Jerónimo y Natividad. Las aves han respondido satisfactoriamente a estas técnicas: la alcuela oscura, por ejemplo, está anidando otra vez en todos los sitios en los que históricamente lo había hecho en estas islas. Asimismo, el charrán real (Thalasseus maximus) y el charrán elegante (Thalasseus elegans) anidan nuevamente en la Isla San Roque, 90 años después del último registro. Además, se ha cubierto un gran vacío de información básica sobre la biología de las especies y del ecosistema, esencial para la adecuada toma de decisiones en su manejo. Actualmente, esta importante labor continúa en otras regiones del país con el objetivo de lograr la restauración de todas nuestras islas para el 2030.


Involucrar a las comunidades locales

Durante los últimos 10 años hemos trabajado de manera muy estrecha con la CONANP y las comunidades locales para disminuir la perturbación humana en las colonias de anidación. Con la construcción de senderos, instalación de letreros, reducción de contaminación lumínica en los campamentos pesqueros y permanencia constante en las islas, hemos protegido a estas importantes colonias de aves marinas que se encuentran en recuperación.

Además, creamos las Semanas de Cultura Ambiental, que son festivales en los que la conservación y el arte se conjugan y niños y adultos dejan volar su imaginación y creatividad a través de la música, la pintura, la escultura y el teatro. Las islas y sus aves marinas han sido la inspiración de al menos una decena de canciones inéditas, así como de los imponentes murales que visten las calles de las comunidades de las islas Natividad, Cedros y Guadalupe y les recuerdan a sus habitantes que es un privilegio vivir en un ambiente único.


Resultados tangibles y cómo mantenerlos a futuro

El arduo trabajo, de más de 20 años, del Grupo de Ecología y Conservación de Islas, A.C. está dando sus frutos. En la actualidad, 21 colonias de aves marinas que se habían extirpado ya recolonizaron las islas. Esto significa que se ha restaurado el 75% de las colonias, y nos indica que vamos por buen camino para lograr que todas las colonias regresen. Ahora las islas también son sitios muy atractivos para otras aves que nunca habían anidado aquí, como el charrán del Caspio (Hydroprogne caspia), que está empezando a anidar en las islas San Martín y San Jerónimo.

Actualmente, el mayor reto es asegurar la permanencia de estos logros a largo plazo. Por ello, también llevamos a cabo, de la mano de la CONANP, la CONABIO y la SEMAR, un programa de bioseguridad insular en el cual promovemos las medidas necesarias para proteger a los ambientes insulares de las especies exóticas invasoras; por ejemplo, el llegar a una isla con ropa y pertenencias limpias y libres de tierra, semillas, propágulos e insectos.

Así, las aves marinas, además de brindar importantes servicios para el buen funcionamiento de los ecosistemas, nos sirven como inspiración, nos enseñan que las fronteras son imaginarias y nos motivan a cuidar nuestro medio ambiente por el bien de sus colonias y sus polluelos. Todos podemos aportar nuestro granito de arena para la conservación de sus frágiles hogares. La conservación de las islas está en nuestras manos.

Para saber más

Aguirre Muñoz, A., L. Luna Mendoza, A. Samaniego Herrera, A. Ortiz Alcaraz, F. Méndez Sánchez y J. Hernández Montoya. 2016. La restauración ambiental exitosa de las islas de México: una reflexión sobre los avances a la fecha y los retos por venir. En: Ceccon, E. y C. Martínez Garza (editores). Experiencias mexicanas en la restauración de los ecosistemas. Universidad Nacional Autónoma de México, Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias, Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad.
Aguirre Muñoz, A., F. Méndez Sánchez, M. Latosfki Robles, K. Salizzoni Chávez, L. Luna Mendoza, A. Ortiz Alcaraz, J. Hernández Montoya, Y. Bedolla Guzmán y E. Rojas Mayoral. 2017. Avances en la conservación y restauración integral de las islas de México y mejoras al marco legal para consolidar la trayectoria positiva. En: Born Schmidt, G., F. de Alba, J. Parpal y P. Koleff (coordinadores). Principales retos que enfrenta México ante las especies invasoras. Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública. México, D. F.
Croxall, J., S. Butchart, B. Lascelles, A. Stattersfield, B. Sullivan, A. Symes y P. Taylor. 2012. Seabird Conservation Status, Threats and Priority Actions: A Global Assessment. Bird Conservation International 22(1): 1-34.
NOAA. Montrose Settlements Restoration
Subgrupo del Catálogo de Islas Nacionales del Grupo Técnico para la Delimitación de las Zonas Marítimas Mexicanas. 2014. Catálogo del Territorio Insular Mexicano. INEGI, SEGOB, SEMAR, SEMARNAT, SRE, SCT, INECC, CONANP, UNAM. Aguascalientes, México. 245 pp.